El cerebro de los niños pequeños procesa la información de manera diferente al de los adultos.
Para ellos, el lenguaje es un sistema en desarrollo en el cual conceptos abstractos, como el de la negación, aún no están plenamente establecidos. Si el adulto le pide a un niño que elija el objeto que "NO tiene pegatina", la atención del niño suele centrarse en el objeto principal de la conversación, es decir, la "pegatina". Al decirles "NO es la pegatina", en vez de registrar el "NO", simplemente perciben "pegatina" y, por lo tanto, toman el objeto que tiene la pegatina, porque es lo que más destaca.
Esto pasa por las siguientes razones:
1. Desarrollo cognitivo: A los 2 años, el cerebro aún está formando las conexiones que le permitirán entender conceptos abstractos como la negación. La palabra "NO" requiere un nivel de abstracción y control inhibitorio que se desarrolla gradualmente en los primeros años de vida.
2. Atención selectiva: La capacidad de los niños pequeños para centrar su atención en un detalle específico es limitada. Cuando escuchan "NO", su cerebro puede no registrar la negación de inmediato, sino el elemento concreto de la frase: en este caso, "pegatina". Esta dificultad está relacionada con la forma en que interpretan el lenguaje, que es aún muy concreto.
3. Efecto de las palabras claves: Los niños tienden a aferrarse a palabras clave y a conceptos visuales fuertes. En el ejemplo que mencionaste, la "pegatina" es una palabra que evoca un estímulo visual y se convierte en un punto focal. La palabra "NO", sin embargo, es menos concreta y tiende a perderse en el mensaje.
Impacto en la educación y crianza de nuestros hijos:
Este fenómeno tiene implicaciones importantes en la forma en que educamos a nuestros hijos. Las expectativas que tenemos sobre su comprensión deben ajustarse a sus etapas de desarrollo, especialmente cuando se trata de instrucciones o correcciones. En este contexto, exigir que un niño de 2 años responda al "NO" de la misma forma en que lo haría un adulto puede generar frustración tanto en el niño como en los padres. Esta frustración puede obstaculizar el aprendizaje y, en algunos casos, afectar la relación y la comunicación.
Los padres y educadores a veces usan frases negativas pensando que el niño las entenderá como advertencias o instrucciones claras, pero el niño muchas veces no las procesa adecuadamente. Esto lleva a malentendidos y a un sentimiento de que el niño "no obedece", cuando en realidad no es que no quiera hacerlo, sino que no logra entender la instrucción.
Estrategias para educar de manera efectiva a niños pequeños
En lugar de centrarnos en la negación, podemos optar por estrategias que se ajusten mejor a la manera en que los niños procesan la información a esta edad.
1. Usar frases afirmativas y directas: En lugar de decir "no toques la manzana", podríamos decir "coge la pera" o "elige otra fruta". Esto permite que el niño se centre en la instrucción positiva y en lo que "debe" hacer en vez de lo que "no debe" hacer.
2. Dar opciones visuales: Cuando se trata de elegir entre dos objetos, señalar físicamente el objeto deseado ayuda a que el niño entienda mejor la instrucción. Por ejemplo, puedes decir "elige esta manzana" mientras la señalas. Esta estrategia ayuda a minimizar la confusión y permite que el niño enfoque su atención en lo correcto.
3. Repetición y consistencia: La repetición es clave para los niños de esta edad. Repetir instrucciones y usar frases similares en diferentes contextos refuerza el mensaje y contribuye a que comprendan mejor.
4. Paciencia y empatía: Comprender que el niño no está desobedeciendo a propósito, sino que está desarrollando habilidades de procesamiento, puede ayudar a los padres y educadores a reaccionar con paciencia y comprensión, en lugar de frustración.
Este aspecto del desarrollo cognitivo de los niños nos muestra la importancia de adaptar nuestras expectativas y métodos educativos a su capacidad de comprensión.
Los primeros años son cruciales para construir una base sólida en el aprendizaje, y entender que los niños de esta edad no procesan la negación de la misma manera en que lo hacemos los adultos nos permite ajustar nuestras instrucciones y fomentar un ambiente de aprendizaje positivo y efectivo. Al utilizar un lenguaje afirmativo y estrategias visuales claras, los padres y educadores pueden mejorar significativamente la comunicación con los más pequeños, sentando las bases para una relación de confianza y respeto.